domingo, enero 30, 2005

Fiesta de Pan

Bajé al valle después del Sabath, fiesta salvaje que me embriaga, teatro psicológico en el que jugamos con el dios ficticio de las tinieblas. Embriagados de la sangre de Caín, jugando con los encantos de Baal, y Belcebú, dios del excremento, de las moscas, de todo lo podrido, nuevo Rey de Dinamarca.

Festival en el que Eva abre la caja de Pandora. De la psiquis humana, al excremento femenino del cual forman parte las hadas y las mujeres de mi vida. Corrimos alrededor del árbol del conocimiento, tomamos sombra en él. Árbol de la ciencia, en el que se refugia Lucifer. ¡Oh ángel de la luz! muéstrame el camino a la verdad. Remedo de Dios, bufón de mi cabeza, dame de comer algo más allá del bien y el mal, algo más allá de ti y de mí.

Bajé al valle después del Sabath, como lo hizo Zoroastro cuando después de subir con sus cenizas, bajé con el fuego de mi alma. Bajé a quemar a los ignorantes, y me quemé yo mismo.

Los espíritus de mi virilidad se fueron volando hasta mi corazón, así me enamore de ella, la sirena de los mares de mermelada. Canta para mí, mientras corto mi piel para dársela de comer a mis hijos; tus hijos.

Lamento que esto te ofenda, esta noche, cuando el sol nocturno esté en el horizonte, haremos el amor, y te pagaré con mi vida todo lo que te debo, ya que me inspiraste, y no recibiste ninguna recompensa por ello.

Sería más razonable una religión a Satán, por lo menos sabríamos que es el dios de las tinieblas, pero también de la luz del conocimiento. Tonterías...

El árbol de la ciencia no es el árbol de la felicidad...

Daniel Certain
2000