martes, marzo 08, 2005

Mi ruptura con el anarquismo

[El siguente articulo del 2003 fue escrito para ser publicado en el periodico anarquista El Libertario, pero luego de varias discusiones fue rechazado. Yo lo considero el umbral entre mi periodo anarquista y mi actual postmodernismo]

El dedo en la llaga

“En cuanto a nosotros, socialistas revolucionarios, les decimos tanto a los artistas como a los Literatos: Nuestro ideal es el derecho y la verdad. Si no sabéis construir arte y estilo con esto, ¡atrás!, no tenemos necesidad de vosotros.”
Pierre-Joseph Proudhon. Sobre el principio del arte y sobre su destinación social.

“¿Quéeeeee?”
Dionisos.

Mientras los intelectuales anarquistas siguen en búsqueda del anarquismo puro y los pequeños grupos libertarios tratan de encontrar su razón de ser, reflexiono y me pregunto “¿es el anarquismo una muestra más del espíritu de pesadez heredado de la modernidad?”, y lamentablemente encuentro respuestas perturbadoras.

¿Existe realmente una dicotomía entre la “anarquía” y el “anarquismo”?, ¿entre el estado en que se encontraría una sociedad sin Estado y sin autoridad; Y la ideología que clasifica, ordena y divide en categorías, corrientes e “ismos” la esencia de esa sociedad “libertaria”?, Sí. Obviamente una idea de “anarquismo” sería imposible en la “anarquía”, así como una idea de Pueblo, sería imposible en una sociedad sin Estado, o una idea de progreso y futuro, en una cultura sin Historia.

El anarquismo da vueltas sobre su propio eje, se marea y se cae sin levantar la menor partícula de polvo, tiene zapatos de cemento y se cubre con conceptos generados por el Estado, incluso tiene el descaro de autodenominarse “democrático”, cayendo en falacias y hoyos sin profundidad, diría más aún, sin superficie.

Los anarquistas caemos en el juego de sistematizar nuestros propios valores y de proclamar a toda voz que la autogestión es un tipo de orden, que el apoyo mutuo es la mejor forma de organización, y al final el anarquismo termina siendo otra forma más de tiranía sobre los impulsos vitales y sobre los sentidos. Es incluso absurdo que gastemos saliva y neuronas tratando de explicarle a alguien cómo funcionaría esa sociedad anarquista, cuando el futuro es otro concepto generado por la cultura patriarcal y machista, que haciéndonos mirar hacia el horizonte nos hace olvidar el abismo que tenemos bajo los pies.

¿Qué pasa entonces con la herencia de “nuestros” filósofos y pensadores?, ¿Qué pasa con Bakunin, Kropotkin, Malatesta y Proudhon?, ¿Con quienes dieron la vida en las barricadas?, pues debemos quemar sus libros con el fuego de nuestra inocencia y nuestro olvido, porque el olvido es una forma de salud. No podemos quedarnos viendo nuestras cicatrices y seguir haciendo tertulias sobre la muerte de Sacco y Vanzetti.

La sociedad anarquista, como la plantea el anarquismo, es un absurdo; simplemente porque el anarquismo también esta fundado sobre el mito de la escasez y siempre ha visto las cosas desde la perspectiva de la miseria y la superpoblación. Gastamos miles de horas y hojas escribiendo sobre como se solucionarían los problemas de la desigualdad en una sociedad anarquista, prácticamente utilizamos la misma fórmula dietética del capitalismo y del marxismo para tratar de captar adeptos y nos llenamos la boca diciendo lo mucho que hemos estudiado y seguimos estudiando el pensamiento anarquista, lo mucho que pasamos leyendo y analizando los textos de nuestros padres filosóficos, cuando en la anarquía seguramente las bibliotecas no existirían. Incluso el arte lo hacemos aburrido.

La anarquía no es un concepto, la anarquía es un valor, es voluntad de poder, es abundancia, arte y erotismo; jamás organización, orden y progreso. La anarquía es una niña que juega al escondite, no un hombre fuerte que se alza frente al Estado y sale a liberar al Pueblo de la opresión.
En la anarquía no se hablaría jamás de libertad, porque no se conocería la opresión o esta sería llamada de otro modo, como “coco” o “brócoli”. Así de simple, nisiquiera conoceríamos el arte como arte, sino como vida y pasión.

Al final el anarquismo sería un imposible e incluso la palabra anarquía se confundiría con un chasquido de dientes sin significado. Aprender a olvidar lo que el desierto nos ha estampado en la piel, reinventarnos constantemente a nosotros mismos a través de la risa y fundirnos con la naturaleza y el caos de la vida, eso es la anarquía.

El anarquismo es sólo otra forma de opresión...

“Tenemos que rehacer la educación de las mujeres e inculcarles las siguientes verdades: El orden y la limpieza de la casa valen más que un salón revestido de cuadros de maestros (...) La mujer es artista; justamente por ello le han sido adjudicadas las funciones del hogar. ¿Se imagina alguien por azar que va a emplear su tiempo haciendo acuarelas o cuadros al pastel? (...) Tenemos que renunciar a nuestras costumbres bohemias, realizar largos estudios, sumergirnos durante diez y quince años en los trabajos mecánicos...”
Pierre-Joseph Proudhon. Sobre el principio del arte y sobre su destinación social.
Daniel Certain Sintjago.

1 Comments:

At 12:24 a. m., Anonymous Anónimo said...

comparto tu opinion. ser anarco no es lo mismo que ser anarquista. no a las vacas sagradas.

 

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